martes, 17 de junio de 2008
La Knéset aprobó una ley que obligará a los fontaneros, electricistas y otros técnicos que prestan servicios a domicilio a pagar una multa de hasta 600 shékels si llegan tarde.
La ley, aprobada en segunda y tercera lectura, obligará a estos profesionales y a las empresas para las que trabajan a respetar escrupulosamente el horario que dan al cliente, sancionando con dureza cualquier retraso de más de dos horas.
Por llegar entre tres y cuatro horas después de lo acordado, los técnicos deberán abonar una compensación de 300 shékels y por más de cuatro 600 shékels, estipula la nueva ley.
La indemnización, que trata de resolver un crónico problema de informalidad entre los técnicos a domicilio, será automática, y el cliente no tendrá siquiera que demostrar que el retraso le ha causado algún daño, como puede ser la pérdida de horas de trabajo.
"El objetivo de la ley es dar al consumidor los instrumentos para que pueda exigir un servicio de calidad", dijo el diputado Gilad Erdán, uno de los promotores de la nueva legislación.
El diputado David Tal, que participó de la presentación de esta iniciativa, expresó su optimismo de que estas sanciones "pongan fin a la saga de esperas ilimitadas" cuando se recurre a un técnico.
Aunque la ley contó con el apoyo del Gobierno y la oposición, el problema que los diputados no consiguieron resolver es la forma de cómo aplicarla de forma efectiva, o cómo resolver un malentendido de horario entre el técnico y el cliente.
La ley establece que los tribunales serán los encargados de dilucidar cualquier demanda, pero el tiempo de espera para llegar a los jueces puede ser tan largo que quizás valga más la pena esperar al técnico que a la Justicia.
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